Llevamos unos días indagando en clase la vida de nuestros queridos dioses griegos. Buscando atributos, extraños partos, aventuras amorosas, venganzas... y todo lo que acaba envolviendo ese complejo entramado que son los dioses griegos (y romanos). Aventuras y personajes que muchas veces nos resultan ajenos y otras nos parecen lejanos, apartados de nosotros sin posibilidad de encontrarles sentido. Pero lo que me ha traido aquí hoy ha sido el recuerdo de una noche de verano en la playa saguntina, cuando cenando en un restaurante pedimos una botella de agua. Y cuál fue mi sorpresa que la imagen que aparecía en la etiqueta de la botella era la de Poseidón, dios del mar, de los ríos y de las corrientes de agua en general. Me resultó curioso descubrir que en el momento más inesperado acababa uno reafirmándose en lo que creía era su vocación, el Mundo Clásico. Automáticamente quité la etiqueta de la botella y la guardé con la intención de ejemplificar en alguna de mis clases lo que ahora dejo plasmado en este blog: el mundo de Grecia y Roma está presente en cualquier ámbito de nuestra vida, sólo tenemos que saber verlo. Ahí les dejo la imagen que, aunque no es la etiqueta que yo guardé (y que aún conservo, no se crean), es la misma que yo vi aquella noche. Y viendo cómo mira el dios la botella que tiene en su mano, yo me pregunto, ¿bebería Poseidón agua mineral?
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